Mensaje
por Rafa » 24 May 2014 09:56
Me interesé por el compostaje para dar solución a los malos olores que podían desprender los excrementos acumulados de estos animales. Hay vecinos colindantes que no tienen obligación a soportarlos y sí todo el derecho del mundo a a quejarse.
Ya llevo unos dos años y medio con el sistema y va muy bien. A continuación os describo una guía practica por si a alguien le pudiera ser de utilidad:
Recojo semanalmente la gallinaza, restos de cocina (no restos animales, no comidas, si hojas, tallos, frutas, cascaras de huevo, granza del café, servilletas, etc... lo voy depositando en un bidoncillo y lo vacío semanalmente), hojarasca del jardín, restos de césped cuando hay, viruta, paja usada, cartones. No utilizo el papel impreso de oficina, de periódicos ni revistas.
Con todo ello hago un montón.
A la siguiente semana deposito encima del montón anterior lo de la semana y a continuación lo volteo con un bielgo. Con un rastrillo lo aplano un poco y le echo agua para humedecer todo. A continuación lo vuelvo a voltear y lo coloco en el sitio inicial (el nuevo montón ya queda sin aplanar)
Todas las semanas hay que hacer esto. Lo interesante está en que, al darle la segunda vuelta tras humedecer, queda aire entre las partículas del montón y los microorganismos pueden trabajar. Mientras la materia está haciéndose coge bastante temperatura. Eso es bueno porque las moscas son incapaces de criar en esas condiciones. El proceso de compostaje bien hecho no genera insectos ni malos olores. Por el contrario si no lo volteamos y la descomposición se realiza sin suficiente aporte de oxigeno el olor es asqueroso, huele igual que un vertedero.
Cuando acumulo un metro cúbico más o menos no agrego más materia pero sigo humedeciéndolo y volteándolo las siguientes semanas hasta que veo no se genera calor. El mantillo bien hecho tiene un intenso olor a tierra de bosque.
Este compost ya maduro, me lo llevo a un depósito hecho de bloques de hormigón sin labrar donde están las lombrices. Tanto en la base inferior como en la superior tengo puesto un mallazo de plástico. El inferior para que no le entren los ratones y el superior para que no le entren ni los ratones ni las mirlas, ni las gallinas. También hay que mantenerlo húmedo pero no se voltea. El depósito drena por las paredes; ya digo que los bloques están libres. El agua drenada viene coloreada lo que supongo serán nutrientes que arrastra por lo que la utilizo inmediatamente para riego directo de las plantas.
De vez en cuando le meto el bielgo para ver cómo anda de lombrices y si la densidad es buena lo dejo destapado para que las gallinas o los pollitos escarben y coman a placer.
La lombriz convierte el compost en tierra y cuando veo que ya casi todo es tierra traslado el contenido a otro depósito con el suelo de cemento hecho también de bloques sin labrar. Este depósito lo dejo libre para que los animales se entretengan escarbando y apuren las últimas lombrices que puedan quedar. También lo mantengo húmedo porque a los animales les gusta mucho la tierra humedecida para su solaz y desparasitación.
Terminado el proceso utilizo los sacos de pienso para guardar la tierra y utilizarla para fertilización del huerto, del césped, de las macetas o de lo que sea. Hay que tener en cuenta que esto es abono orgánico para mejorar la tierra de cultivo. Es decir, no es en sí mismo tierra de cultivo. Y además observo que sus mejores resultados sobre las plantas no son inmediatos sino se presentan a varios meses de su incorporación y no sé por qué sucede esto.
Las cenizas de la chimenea también las echo al montón de compost. No compostan, claro está, pero llevan muchos minerales que también pueden aprovechar las plantas.
