Generalidades:
El palomo buchón Jienense reúne los condicionantes de muchas razas que hoy en día imperan por distintos lugares donde se cultivan y prodigan éstas razas de palomas buchonas. La primordial o más exacta es, que no es una raza primitiva, sino consecuencia de diferentes cruces de distintas razas, hasta la consecución de un palomo definido en sus características, que tras las consultas con aficionados antiguos nos han hecho llegar a las conclusiones que después desarrollaremos en sus distintos aspectos.
Si queremos resaltar que, buscando los antecedentes generacionales, han aflorado según los consultados, razas muy diversas, tales como el buchón valenciano, orguero, gorguero, rafeño, murciano, por lo que son tan poco definitorias tal cantidad de razas, que obviamos al poder definir cual o cuales de ellas tienen preponderancia en los palomos actuales.
Buchon Jiennense Aspecto General:
Su tamaño es mediano. Cuello recio y esbelto. En posición normal estirado, largo y echado un poco hacia atrás. De pecho ancho. Alas grandes y poderosas para el vuelo, no debiendo sobrepasar las plumas de la cola, quedando un par por encima de ésta en su posición de arrullo.
No debe arrastrar el buche por el suelo. No bajo de patas, más bien un poco esbelto, lo que le da un aspecto armonioso.
Cabeza:
Fuerte, no muy ancha en su parte superior, pero si almendrada, formando una línea elíptica desde la parte anterior de las rosetas hasta el inicio de la parte posterior del cuello, no debiendo presentar hendiduras tras las rosetas, llamado hachazo, sino formando una línea regular.
Ojo:
El iris debe ser rojo pigmentado, brillante en los azules, negros, toscanos, mulatos y colores afines, siendo en los de pluma clara un poco bayos, cenizos y de color rosa, anaranjados. En ninguno de los casos de color amarillo o verdoso.
Pico:
En su primera edad da la sensación de ser más bien largo, pero a medida que va alcanzando la madurez engordando las rosetas, desaparece esa largura de su primera edad.
Deberá ser fuerte y algo romo, no presentando forma de pico de lor. En la parte posterior suelen aparecer en algunos ejemplares dos o tres berrugas, no considerándose defecto el tenerlas.
Rosetas o Caránculas:
En su primera edad largas, lisas, hacia arriba, formando dos triángulos, los cuales con la edad van aumentando considerablemente.
Patas:
Deberán ser proporcionadas al palomo, de un tamaño mediano. No deberán ser cortas, ni demasiado altas, ni ser calzadas de plumas, denotando un color algo moradas, cubiertas de escamas.
Cerco de Ojos:
Este es un detalle muy característico en nuestra raza, debe ser de color gris intenso, en los azules y betún en los negros y rosado en los de pluma clara. Este ribete debe ser fino y un poco pronunciado en su parte anterior del ojo, aumentando un poco con la edad, tanto el ribete como el abultamiento.
Buche:
Este deberá tener forma de pera, no muy grande, algo descolgado en posición normal, no debiendo de arrastrarlo arrullando, evitando con ello el balanceo en el vuelo. No debe tener el buche alto o subido a los lados del cuello. Posee una irregular tirilla emplumada que parte en su parte posterior del ojo, aumentando un poco con la edad, tanto el ribete como el abultamiento.
Plumas:
Pegadas al cuello, brillantes y sanas, admitiéndose cualquier variedad y tonalidad del color, pero siendo preponderantes los colores como los azules en primer lugar, toscanos, negros, gotados o franciscanos, avionados, porcelana o pelo de rata, cenizos, etc. La cola de tamaño mediano, normalmente doce plumas, anchas y vigorosas.
Conjunto en vuelo:
Con el cuello elevado por encima de la espalda, formándose un morrillo al encontrarse con una paloma ajena, temblándole ligeramente.
El buche descolgado en forma de pera, con la misma forma y posición que arrullando, nunca descolgado exageradamente ya que daría lugar al balanceo.
Las alas deberán llevar movimiento acompasado y tirar los vuelos en forma de remos.
La cola por sus extremos algo vuelta hacia arriba, no despreciando a los que le llevan en posición plana.