Las bacterias son microorganismos unicelulares, carentes de núcleo, que pueden sobrevivir por si mismas en todo tipo de ambientes y tienen la capacidad de multiplicarse con facilidad. Los síntomas causados por este tipo de agentes patógenos varían en función del tipo de bacteria y de los órganos afectados. Los síntomas generales más visibles que provocan la mayoria de enfermedades bacterianas son apatía, depresión y afecciones respiratorias. Problemas digestivos como inapetencia y diarreas, o infecciones pulmonares son síntomas más específicos que pueden causar algunas enfermedades bacterianas.
La estrategia más eficaz para alejar de aviario tanto focos de infecciones bacterianas como de otros agentes patógenos es la prevención, fundamentada en la precaución, bioseguridad y correcto manejo de las aves.
Evitar crear ambientes estresantes y la superpoblación del aviario, mantener niveles óptimos de ventilación en la zona de cría, el suministro de una dieta apropiada y equilibrada, dotar de agua abundante y nutrientes en buen estado de conservación y desinfectar de forma regular las instalaciones, así como todos los intrumentos utilizados en la cría y manejo de las aves son acciones imprescindibles que minimizarán el riesgo de contagio de enfermedades.
Algunas de las enfermedades bacterianas más comunes que pueden alterar el funcionamiento de nuestros aviarios son:
MICOPLASMOSIS
Es una enfermedad aviar de índole respiratoria que, principalmente, afecta a gallinas y pavos, aunque en ocasiones también puede infectar a faisanes, perdices y patos. Los micoplasmas, responsables de esta patología, son microorganismos que por su tamaño se sitúan entre virus y bacterias. Las principales consecuencias derivadas de la micoplasmosis son la enfermedad respiratoria crónica (ERC) de las gallinas, el síndrome de los sacos aéreos y la sinusitis infecciosa de los pavos, alteraciones que son causadas por el agente patógeno Mycoplasma gallisepticum.
El contagio de micoplasmas puede realizarse mediante trasmisión directa por vía aerógena (a través de aerosoles y secreciones) o mediante el huevo, y por transmisión indirecta, por la aspiración de polvo contaminado, ingestión de agua de bebida en mal estado o a través de herramientas y utensilios también contaminados.
Los micoplasmas también dañan el sistema inmunitario de las aves, por lo que facilitan la acción secundaria de otras bacterias como la E. coli, o los virus responsables de la bronquitis infecciosa y de la enfermedad de Newcastle, agravando así el curso de la micoplasmosis. El estrés, el "overbooking" de individuos en los aviarios, las corrientes de aire y tanto el frío como el calor extremos son factores que favorecen el desarrollo de esta enfermedad.
Los síntomas más visibles que puede provocar la enfermedad respiratoria crónica son toses, estornudos, secreciones nasales y aerosaculitis. Además, las aves se encuentran abatidas, su plumaje se encuentra erizado, y respiran con el pico abierto. La principal alteración que provoca la sinusitis infecciosa es la inflamación de los órganos respiratorios, mientras que el síndrome de los sacos aéreos implica la congestión de estos órganos, abatimiento, inapetencia y la consecuente pérdida de peso.
Un estricto programa de bioseguridad es la medida más eficaz para prevenir la micoplasmosis; una vez que la enfermedad haya transcendido, la medicación a base de antibióticos es una alternativa real, aunque los agentes patógenos causantes de esta patología, como carecen de pared celular, son resistentes e invulnerables a algunos antibióticos. Por su parte, las vacunas inactivadas son efectivas y uno de los métodos más empleados para paliar la micoplasmosis.
SALMONELOSIS AVIAR
La salmonelosis es una enfermedad altamente contagiosa que provoca que la fertilidad y la incubabilidad del huevo se vean ostensiblemente reducidas. Las bacterias responsables de esta infección afectan principalmente a gallinas y pavos de cualquier edad, sobre todo cuando se acercan a los tres meses de vida, aunque patos, faisanes y aves silvestres también pueden padecerla.
La transmisión de la salmonelosis se produce principalmente a través de la ingestión de alimentos en mal estado y agua contaminada, excreciones infectadas, otros vectores como instrumentos y herramientas contaminadas y por vía transovárica.
Pérdida de apetito, palidez de cabeza, cresta y barbillas, considerable caída en la producción de huevos, diarrea blanca y otras lesiones del aparato digestivo que, incluso pueden desembocar en septicemias agudas, son los síntomas generales producidos por los agentes patógenos causantes de la salmonelosis.
Existen diversas bacterias que pueden provocar distintos tipos de salmonelosis, siendo la pullorosis y la tifoidea aviar dos de las infecciones por salmonellas más habituales. La pullorosis, que está causada por la bacteria denominada Salmonela pullorum, cuyos focos más agudos suelen producirse en aves de corta edad, provoca generalmente, los siguientes síntomas: debilidad y temblores, dificultad a la hora de respirar, decaimiento de alas, erizamiento de plumas y diarrea blanquecina. Por su parte, la bacteria Salmonella gallinarium, es la causante de la tifoidea aviar, patología que en mayor medida, afecta a las razas más pesadas. Además de síntomas muy parecidos a los provocados por la pullorosis, las aves afectadas por tifoidea aviar padecen inflamación de órganos como el hígado, el bazo y los riñones.
La salmonelosis es una enfermedad aviar muy contagiosa, por lo que es imprescindible adoptar un estricto programa de bioseguridad. No existe un único método de tratamiento para combatir la salmonelosis. El tratamiento fundamentado en antibióticos es de eficacia limitada, ya que la salmonelosis se puede cronificar con facilidad, mientras que la aplicación de vacunas ayuda a limitar su acción.
Continuará....
Enfermedades bacterianas
¿Quién está conectado?
Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 10 invitados